Cómo hacer croquetas de carne
Las croquetas de carne son uno de esos platos que nunca fallan: gustan a todos, se preparan con ingredientes sencillos y permiten aprovechar sobras de guisos o asados. Su equilibrio entre cremosidad interior y rebozado crujiente las convierte en un básico de la cocina casera.
Con una buena bechamel y el punto justo de fritura, cualquier carne se transforma en una croqueta perfecta. A continuación se explica cómo hacerlas paso a paso y qué trucos seguir para conseguir una textura suave y sabrosa.
Por qué las croquetas de carne siguen siendo un clásico en la cocina casera
Las croquetas de carne combinan sencillez, aprovechamiento y sabor. Son una receta versátil que encaja tanto en comidas familiares como en tapeos informales. Su origen humilde no les resta valor: siguen siendo uno de los bocados más apreciados en la cocina española.
Aprovechar sobras con sabor
Una de las grandes ventajas de las croquetas es que permiten dar una segunda vida a las carnes ya cocinadas. Los restos de cocido, asados o guisos se transforman fácilmente en una masa sabrosa. Además, al mezclar la carne con la bechamel, los sabores se integran y se suavizan , creando un resultado homogéneo y lleno de matices.
Textura cremosa por dentro y crujiente por fuera
El equilibrio entre interior y exterior es lo que convierte a la croqueta en algo especial. La masa debe ser suave, densa y sin grumos , mientras que el rebozado debe quedar dorado y crujiente. Con una buena fritura y el reposo adecuado, cada bocado combina cremosidad y textura crujiente, sin absorber exceso de aceite.
Ingredientes básicos para hacer croquetas de carne

Preparar unas buenas croquetas de carne no requiere ingredientes complicados, pero sí elegirlos bien y combinarlos con equilibrio. La base está en una carne sabrosa, una bechamel bien ligada y un rebozado crujiente.
Carne: picada, cocida, guisada o estofada
Puedes usar casi cualquier tipo de carne: pollo, ternera, cerdo o incluso mezcla. Lo importante es que esté cocinada y tierna.
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Si usas carne cocida , pícala todo muy fino para que se mezcle bien con la bechamel.
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Con carne guisada o estofada , desmenúzala y aprovecha un poco de su salsa para darle más sabor.
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Si partes de carne picada cruda , cocínala primero con un poco de cebolla antes de incorporarla a la masa
Cuanto más sabrosa sea la carne, mejor será la croqueta.
Base de la bechamel
La bechamel es el alma de la croqueta. Necesitarás:
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Mantequilla o aceite de oliva (40–50 g)
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Harina (40–50 g)
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Leche entera (500 ml aprox.)
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Sal, pimienta y nuez moscada
Primero se hace un roux (mezcla de grasa y harina) y luego se añade la leche caliente poco a poco hasta obtener una textura espesa. Una buena bechamel debe quedar lisa y densa, sin grumos ni sabor a harina cruda.
Para el rebozado: huevo, pan rallado y aceite para freír
El rebozado clásico se hace pasando las croquetas por:
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Huevo batido
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Pan rallado
Después se fríen en abundante aceite caliente (aprox. 175 °C) hasta dorar. También puedes probar con panko para un toque más crujiente. El doble rebozado (huevo + pan dos veces) mejora la textura y evita que se abran al freír.
Condimentos opcionales para dar más sabor
Además de sal y pimienta, puedes añadir ingredientes que potencien el sabor:
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Nuez moscada o pimienta blanca
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Caldo de guiso o de cocido en lugar de parte de la leche
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Cebolla muy picada y pochada para un toque dulce
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Un poco de queso rallado o jamón picado para enriquecer la mezcla
Los condimentos marcan la diferencia entre unas croquetas buenas y unas memorables.
Paso a paso para preparar croquetas de carne caseras

Con los ingredientes listos, llega el momento clave: conseguir una masa cremosa, sin grumos y con sabor equilibrado. El proceso requiere algo de paciencia, pero el resultado merece la pena.
Paso 1: Picar o triturar la carne
Triturar o picar la carne muy fina, sin dejar trozos grandes. Si está muy seca, añadir una cucharada de caldo o salsa de guiso para suavizarla. Cuanto más homogénea sea la carne, mejor se integrará en la bechamel.
Paso 2: Elaborar la bechamel con cebolla, harina, leche y caldo
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En una sartén amplia, sofreír media cebolla picada con mantequilla o aceite.
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Añadir la harina y remover unos minutos para que pierda el sabor a crudo.
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Incorporar poco a poco la leche caliente (y algo de caldo si se quiere más sabor), sin dejar de mover con varillas.
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Cocinar hasta obtener una bechamel espesa, lisa y sin grumos
La bechamel debe despegarse del fondo de la sartén sin romperse: ese es el punto ideal.
Paso 3: Incorporar la carne a la bechamel y cocer lentamente
Agrega la carne picada a la bechamel, mezcla bien y cocina a fuego bajo durante 10 minutos , removiendo constantemente. Esto permite que los sabores se integren y la masa gane cuerpo. Cuanto más tiempo se cocine, más cremosa y estable quedará la masa.
Paso 4: Deja enfriar la masa y forma las croquetas
Extiende la masa en una fuente y cúbrela con film transparente para evitar que se forme costra. Deja enfriar primero a temperatura ambiente y luego en la nevera al menos 4 horas (idealmente de un día para otro). Forma las croquetas con las manos o dos cucharas, según el tamaño que prefieras. El reposo en frío es clave para que la masa mantenga su forma.
Paso 5: Rebozar y reposar en frío antes de freír
Pasa cada croqueta por huevo batido y pan rallado. Si quieres un rebozado más firme, repite el proceso (doble capa). Colócalas en una bandeja y refrigéralas 30 minutos antes de freír. El rebozado evita que se abra durante la fritura.
Paso 6: Freír en aceite caliente hasta dorar
Calienta abundante aceite en una sartén o freidora a 175–180 °C. Fríe pocas croquetas a la vez para mantener la temperatura. Cuando estén doradas y crujientes , sácalas y déjalas escurrir sobre papel absorbente. El aceite debe cubrirlas por completo y mantenerse caliente para evitar que se empapen.
Trucos para conseguir croquetas de carne perfectas
Las croquetas ideales combinan una bechamel suave, un rebozado crujiente y un sabor equilibrado. Para conseguirlo, hay pequeños detalles que marcan la diferencia durante la preparación.
Cómo evitar grumos en la masa
El secreto está en añadir la leche caliente poco a poco mientras se remueve sin parar con unas varillas. Si la harina no se ha cocinado lo suficiente, aparecerán grumos y sabor a crudo. Otra opción es colarla con una batidora o procesador si ya está cocida pero no totalmente lisa. La paciencia y el control del fuego son la clave de una masa sin grumos.
La textura ideal de la bechamel
Debe ser espesa pero cremosa , capaz de mantener su forma sin romperse. Si la bechamel se despega del fondo de la sartén y no gotea al moverla con la espátula, está en su punto. Para croquetas más cremosas, use un poco más de leche o agregue una cucharada de nata. La masa debe enfriar firme, pero fundirse al morderla.
Qué hacer si la masa queda muy líquida o muy seca
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Si la masa está demasiado líquida , devuélvela al fuego y agregue una cucharada de harina disuelta en leche caliente, removiendo hasta espesar
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Si está muy seca o pastosa , incorpore un poco de leche tibia hasta lograr la textura deseada. Es importante ajustar mientras la masa aún está caliente para que no se rompa.
Consejos para una fritura sin explosiones
Las croquetas pueden abrirse si hay aire, humedad o exceso de temperatura.
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Deje reposar bien la masa y reboza en frío
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Usa aceite abundante y no sobrecargues la sartén.
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Mantén una temperatura constante de 175–180 °C. Un rebozado firme y el aceite caliente garantizan croquetas doradas y sin sustos.
Variaciones de la receta según el tipo de carne

Las croquetas de carne admiten muchas versiones dependiendo de la carne utilizada. Cada tipo aporta un sabor y una textura distintos , por lo que puedes adaptarlas a lo que tengas en casa o al gusto de cada comensal.
Con carne estofada
La carne estofada aporta intensidad y jugosidad , ya que conserva parte de la salsa del guiso. Desmenúzala bien con un tenedor o tritúrala, e incorpora un poco del jugo de cocción a la bechamel para potenciar el sabor. Son perfectas si buscas croquetas con un toque más potente y casero.
Con carne picada
Si usas carne picada (de ternera, cerdo o mezcla), cócínala primero con cebolla, sal y pimienta antes de añadirla a la bechamel. Puedes añadir un chorrito de vino blanco durante la cocción para realzar el sabor. Estas croquetas tienen un sabor más suave y una textura uniforme.
Con restos de cocido o guiso
Aprovechar la carne del cocido es un clásico. Pica muy finamente la ternera, el pollo o el jamón, y añade un poco de caldo o grasa del guiso a la masa. El resultado son croquetas más sabrosas, con ese sabor característico de la cocina tradicional madrileña. Son ideales para aprovechar sobras sin perder calidad ni sabor.
Conservación, congelación y recalentado de croquetas caseras
Las croquetas se pueden preparar con antelación y conservar sin problema si se siguen unos pasos sencillos. Pero saber cómo guardarlas y recalentarlas correctamente es clave para mantener su textura cremosa y el recalentado crujiente.
Cómo congelarlas correctamente
Una vez formadas y rebozadas, colócalas separadas sobre una bandeja y mételas en el congelador durante 2 o 3 horas, hasta que estén duras. Después, guárdalas en bolsas o recipientes herméticos. Congélalas en plano para evitar que se peguen entre sí y pierdan la forma.
Puedes conservarlas hasta tres meses sin que pierdan calidad.
Fritura directa desde el congelador
No hace falta descongelar las croquetas antes de freírlas. De hecho, es mejor hacerlo directamente del congelador para evitar que se abran o absorban aceite. Fríelas en aceite abundante y caliente (aprox. 175 °C), un poco más de tiempo que las frescas. El contraste de temperatura ayuda a mantener el interior cremoso y el exterior crujiente.
Recalentar sin perder textura
Si ya están fritas, puedes recalentarlas en horno o freidora de aire a 180 °C durante unos 5-8 minutos. Evita el microondas, ya que reblandece el rebozado y elimina el contraste de texturas. Un recalentado rápido y seco devuelve el crujido original sin resecar la masa.