¿Qué carne tiene menos colesterol?
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¿Qué carne tiene menos colesterol?

Elegir bien el tipo de carne que se consume puede marcar la diferencia cuando se trata de controlar el colesterol. No todas las carnes tienen el mismo impacto en la salud cardiovascular, y algunas opciones son claramente más recomendables que otras si buscas reducir este tipo de grasa en sangre.

La carne de conejo es la que menos colesterol contiene (entre las más comunes). Las diferencias no son enormes, pero pueden ser relevantes si necesitas controlar tu dieta al detalle.

Pollo

El pollo es una carne blanca accesible y versátil. Sin la piel, aporta unos 65 mg de colesterol por cada 100 g, lo que la convierte en una opción moderadamente baja en colesterol. Es importante evitar freírla o acompañarla con salsas grasas.

Conejo

La carne de conejo es una de las más saludables. Aporta sólo unos 55 mg de colesterol por 100 g, y además es muy baja en grasa total. Es poco habitual en algunas dietas, pero merece la pena incluirla más a menudo.

Pavo

La pechuga de pavo sin piel contiene unos 60 mg de colesterol por 100 g. Es una de las carnes más recomendadas para personas con colesterol alto, especialmente si se cocina al horno, a la plancha o al vapor.

Ternera magra

Los cortes magros de ternera, como el solomillo o el lomo bajo, tienen unos 70 mg de colesterol por 100 g. La clave está en elegir bien el corte y retirar la grasa visible antes de cocinar.

Cerdo magro

El lomo de cerdo es el corte más magro de esta carne. Aporta unos 75 mg de colesterol por 100 g. Aunque tiene un poco más que otras carnes blancas, sigue siendo una opción aceptable si se consume con moderación.

 

Diferencias entre carnes blancas y carnes rojas en el colesterol

La principal diferencia entre carnes blancas y rojas está en su contenido de grasa saturada, y eso influye directamente en el colesterol. Las carnes blancas, como el pollo, el pavo y el conejo, suelen tener menos colesterol y grasa saturada que las carnes rojas.

Además, las carnes blancas tienden a tener una textura más ligera y menos tejido conectivo, lo que facilita su digestión. En cambio, las carnes rojas como la ternera o el cordero suelen contener más colesterol por porción, especialmente si no se eligen cortes magros.

Esto no significa que haya que eliminar completamente las carnes rojas, pero sí es recomendable priorizar las carnes blancas si se busca cuidar los niveles de colesterol. La forma de cocinar y el tamaño de las porciones también juegan un papel importante.

Factores que influyen en el contenido de colesterol de la carne

Tipo de corte y cantidad de grasa

No todos los cortes de una misma carne tienen el mismo impacto en el colesterol. Los cortes magros contienen menos grasa y colesterol que los cortes con vetas o bordes grasos. Por ejemplo, el lomo de cerdo o la pechuga de pollo sin piel son opciones más saludables que las costillas o el muslo con piel.

Eliminar la grasa visible antes de cocinar también ayuda a reducir el colesterol final del plato. Incluso dentro de las carnes rojas, es posible hacer buenas elecciones si se presta atención al corte.

Método de cocinado

Cómo se cocina la carne también influye. Las técnicas que no añaden grasa extra como el horno, plancha o vapor son las más recomendables. En cambio, freír o añadir salsas con mantequilla, nata o quesos eleva mucho el contenido final de colesterol.

También conviene evitar empanados y rebozados, ya que absorben más grasa en la cocción. La forma de preparar la carne puede marcar más diferencia que el tipo de carne en sí.

Carnes que no aumentan el colesterol

Algunas carnes, en cantidades moderadas y bien seleccionadas, no solo no aumentan el colesterol, sino que pueden formar parte de una dieta equilibrada. La clave está en elegir carnes bajas en grasa saturada y cocinarlas de forma adecuada.

H3: Relación entre tipo de carne y niveles de colesterol HDL

El colesterol no es solo uno. El HDL, conocido como “colesterol bueno”, ayuda a eliminar el colesterol malo (LDL) de la sangre. Algunas carnes magras, como el conejo o el pavo, pueden incluirse en una dieta que favorezca el aumento del HDL si se combinan con ejercicio y alimentos ricos en grasas saludables como el aceite de oliva o el aguacate.

No se trata de eliminar la carne, sino de elegir bien: cortes magros, sin piel, cocinados sin grasas añadidas, y acompañados de vegetales y fibra. Así, es posible mantener niveles saludables de colesterol sin renunciar al consumo de carne.

Carnes recomendadas para personas con colesterol alto

Las personas con colesterol alto no tienen por qué eliminar la carne, pero sí deben elegir con cuidado qué tipos consumir y cómo prepararlos. Las carnes blancas magras son las más indicadas, especialmente si se combinan con una dieta rica en vegetales, legumbres y cereales integrales.

Porciones ideales y frecuencia semanal

Para mantener controlado el colesterol, se recomienda no superar los 100-150 g de carne por ración y limitar su consumo a unas 3-4 veces por semana. Lo ideal es alternar entre pavo, pollo sin piel, conejo y algún corte magro de ternera o cerdo.

Evita repetir carne en todas las comidas del día y busca alternativas como pescado, huevos o proteínas vegetales. También es importante no acompañar la carne con salsas grasientas ni frituras, y priorizar métodos de cocción como horno, plancha o vapor.

Mejor carne para bajar el colesterol

Si buscas una carne que te ayude activamente a reducir el colesterol, el conejo es la mejor opción. Su bajo contenido en grasa y colesterol, junto con su alto valor nutritivo, la convierten en una carne ideal para este objetivo.

Propiedades saludables de la carne de conejo

La carne de conejo contiene solo unos 55 mg de colesterol por cada 100 g. Es rica en proteínas de alta calidad, baja en sodio y fácil de digerir, lo que la hace adecuada para personas con problemas cardiovasculares o dietas controladas.

Además, aporta vitaminas del grupo B (como la B12) y minerales como el fósforo y el potasio, sin añadir grasas saturadas en exceso. Si se cocina al horno, al vapor o a la plancha, se convierte en una opción ligera y muy beneficiosa para la salud cardiovascular.

Comparativa entre el colesterol del cerdo y la ternera

Tanto el cerdo como la ternera pueden formar parte de una dieta equilibrada si se eligen los cortes adecuados, pero existen diferencias claras en su contenido de colesterol.

En general, los cortes magros de ternera tienen alrededor de 70 mg de colesterol por 100 g, mientras que el lomo de cerdo (el corte más magro de esta carne) ronda los 75 mg. La diferencia no es enorme, pero puede ser relevante en dietas muy estrictas.

El cerdo tiende a tener más grasa intramuscular, lo que puede elevar no solo el colesterol total, sino también el nivel de grasas saturadas. En cambio, la ternera magra suele aportar un perfil proteico más limpio si se consume sin grasa visible.

Si tienes que elegir entre ambos para controlar el colesterol, la ternera magra suele ser una opción ligeramente más favorable, siempre que se cocine sin aceites o salsas pesadas.

Técnicas para cocinar carne con bajo impacto en el colesterol

La forma de preparar la carne influye tanto como el tipo de carne que eliges. Un corte magro mal cocinado puede perder todos sus beneficios, mientras que una buena técnica de cocción potencia su valor nutricional sin aumentar el colesterol.

Métodos recomendados: horno, plancha y vapor

Cocinar al horno, a la plancha o al vapor permite conservar los nutrientes sin añadir grasas innecesarias. Estas técnicas no requieren aceite en exceso y ayudan a mantener bajo el aporte calórico y de colesterol.

Puedes potenciar el sabor usando especias, hierbas aromáticas, limón o vinagre, sin necesidad de salsas. El truco está en aprovechar los sabores naturales de la carne y sus jugos, cocinándola a temperatura media y con poco tiempo de exposición para que no se seque.

Técnicas a evitar: frituras y salsas grasas

Freír carne o añadirle salsas con mantequilla, nata o quesos eleva significativamente su contenido en grasa saturada y colesterol. Incluso una pechuga de pollo puede convertirse en una bomba de grasa si se reboza y se fríe.

También conviene evitar guisos con exceso de aceites o cocciones largas con carnes grasas, ya que convierten un plato saludable en uno perjudicial para el control del colesterol. Mejor optar por versiones más ligeras y controladas.